Como si esto fuera poco, en 1928 falleció el presidente George Burton. Uno de los fundadores del club, había gobernado por más de veinte años, entre los principios del siglo y desde los inicios de la década del diez. La muerte de Burton, su paternalismo y defensa acérrima del amateurismo, provocó un vacío imposible de llenar.

Así y todo, Banfield construyó una tribuna techada que inauguró en 1930, como clara muestra, que, en los momentos más difíciles, siempre salía a luz, esa fuerza interior que nunca se ha podido apagar del todo.

Por 1931 los clubes más poderosos económicamente, se proponen fundar una asociación profesional, pero necesitaban de otros equipos, para ser verdaderamente atractiva. Banfield fue invitado a unirse, pero los dirigentes de entonces, que mantenían el “espíritu amateur” que dejó Burton, se negaron. Además, pensaban que el profesionalismo no prendería en la sociedad.

Banfield siguió perteneciendo a la asociación amateur, con campañas intrascendentes. Los equipos profesionales, le quitaron muchos de sus mejores jugadores. Las malas actuaciones, la escasa convocatoria, lo llevó a perder muchos socios, hasta casi llegar a desaparecer.

En 1935 se fundó la actual asociación del fútbol argentino y Banfield fue parte, pero destinado a la Segunda División.