SUS PADRES LE CONFÍAN A BANFIELD LA FORMACIÓN DE SUS HIJOS

Julio Cruz, Héctor Enrique, Darío Scotto, César Velázquez, Clemente Rodríguez y Marcelino Galoppo, viejas figuras del fútbol argentino, disfrutan de ver a sus hijos evolucionar dentro del proyecto que está llevando a cabo el Taladro.

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Hoy en día, no solamente los chicos empiezan a elegir el proyecto de Banfield para dar sus primeros pasos atrás de una pelota n° 5. Los ex futbolistas, que fueron grandes figuras del fútbol argentino y mundial, también depositan la formación de sus hijos en las canchas ubicadas dentro del Campo de Deportes de Luis Guillón. Julio Cruz, Héctor Enrique, Darío Scotto, César Velázquez, Clemente Rodríguez y Marcelino Galoppo disfrutan todos los fines de semana de ver a su tesoro más preciado, convertirse en jugadores vistiendo la camiseta de Banfield. En una nota que realizó Ricardo Nebot para Clarin, te cuentan la historia de estos chicos.

De tal palo tal astilla, reza el viejo refrán. ¿El fútbol se lleva en la sangre? En algunos casos, sí. En Banfield se hace mucho hincapié en las inferiores, y en ellas hay algunos casos de pibes que son hijos de ex futbolistas que han tenido carreras muy reconocidas: “A mi viejo lo ví en videos porque tenía un año cuando dejó el fútbol. Apoya a full lo que hago y es muy crítico conmigo. Luego de cada partido me dice si estuve bien o mal; y me señala los errores. Aprendo mucho con él”, arranca en charla con Clarín Iker Scotto, quien reparte su tiempo entre el club y el colegio. Es el hijo de Darío Scotto, aquel delantero de Platense, Rosario Central y el Boca de mediados de los ‘90, donde incluso se dio el lujo de jugar al lado de Diego Maradona.

El delantero de 16 años, puesto que conoce a la perfección gracias a su padre, juega en la Sexta División, igual que Federico Velázquez (16), hijo del recordado César Velázquez, arquero paraguayo que también durante los '90 tuviera un destacado paso por Independiente, Arsenal y Chicago, entre otros. “Como mi papa fue arquero, los chicos siempre me mandaban al arco y mucha opción no tuve. Aparte siempre tuve buena altura así que daba. Es un puesto muy ingrato, pero me gusta”, cuenta el pibe que vive en Avellaneda y es el menor de tres hermanos (dos chicas de 23 y 25 años).

A principios de abril, a ambos les tocó vivir la experiencia de un torneo internacional en China, una Copa en la que Banfield terminó subcampeón tras eliminar al Atlético Madrid español y perder la final por penales con el Spartak de Moscú. “Algo impensado. Estando en Banfield pensás que eso no es posible. Que sólo pasa en los clubes más poderosos. Encima, por suerte nos fue bien. Me tocó jugar en el último partido de la fase de grupos”, cuenta el arquerito. “Yo tampoco lo esperaba -agrega Iker-. Fue una experiencia hermosa y un lugar muy grande para conocer. Paramos en las afueras de las ciudades, donde trabaja mucha gente. Tienen orden y son respetuosos”, detalla uno de los goleadores de la Sexta.

Pero la cosa no queda ahí con los “hijos de...”. En la Reserva, Banfield tiene tres pibes más con apellidos que hicieron historia: Juan Ignacio Rodríguez (el hijo de Clemente, famoso lateral de Boca, no participó de la producción de esta nota; Ramiro Enrique, el pibe del "Negro" Héctor Enrique, campeón del Mundo en México ‘86 con la selección e integrante del épico River campeón de todo en 1986; y el hijo del Julio “El Jardinero” Cruz. “De chico me gustó jugar a la pelota y no viví el hecho de verlo en la cancha a mi viejo. Igual algo de él tengo, sobre todo en la entrega, la actitud. Y juego en el mismo puesto que él. Antes de jugar en el River del '86, mi viejo era 9”, asegura “Rama”, centrodelantero del Taladro.

“Yo sí vi jugar a mi viejo. Nací cuando él estaba jugando en el Feyenoord de Holanda. Mi vieja decidió tenerme en Argentina y después de cumplir un mes, nos volvimos para Holanda. Hasta los tres años viví ahí y luego hasta los 10 en Italia. Somos una familia muy unida así que siempre lo acompañamos al viejo a la cancha cuando jugaba. Hice toda la primaria en Italia así que aprendí italiano sí o sí. Fue mi primer lenguaje. Vivir en otro país y aprender otros idiomas, está buenísimo. Tengo la doble nacionalidad, pero yo quiero jugar para Argentina. Es mi país, donde nací”, explica Juan Cruz que como su padre Julio -goleador de Banfield, River e Inter y también de la Selección Argentina) también es delantero.

La Reserva del Taladro también está pasando por un gran presente,  definiendo la semifinal de la Copa Superliga frente a Estudiantes. “El club hace foco en apostar a las inferiores y para nosotros es buenísimo. Que el plantel de Primera esté integrado casi en su totalidad por chicos del club, nos motiva mucho a todos porque vemos que es posible llegar a Primera”, explica Ramiro Enrique. Y es un tema en que coinciden los cuatro entrevistados: por la planificación del club es posible llegar al sueño de jugar en Primera, sobre todo porque las inferiores son sparrings de la Primera, y la Reserva entrena en la cancha contigua al plantel mayor.

Muchas veces se piensa que el jugador que es “hijo de...” está destinado a la misma gloria. Y no, todos coinciden en la idolatría hacia sus padres pero pretenden vivir su propia aventura. Sin el peso del apellido. Peleando por sus propios sueños.

Publicado el: 23/5/2019

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