EL “TIGRE” BENÍTEZ

Le tocó una de las peores épocas, de la historia de Banfield. Pero así y todo, se cargó sobre sus hombros el equipo y consiguió un gran ascenso y vuelta a la Primera División, en 1973..

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Alberto de Jesús Benítez Flores, había nacido en la ciudad de Gobernador Crespo, Provincia de Santa Fe, el 22 de enero de 1951. Nació un día después del cumpleaños de Banfield y en un año histórico, por la Final contra Racing. Se formó en las juveniles de Banfield y el 16 de mayo de 1971, debutó en “la Primera” del Taladro, ante Independiente, en Avellaneda. Su primer gol, lo festejó en la cancha de River, el 12 de septiembre, de ese mismo año. 

 

Banfield tuvo un mal año 71, donde solo superó a Los Andes y Platense, para salvarse del descenso; pero éste llegó al año siguiente. En el 73 bajó a la Primera “B”, pero la categoría le quedaba chica y en solo 315 días, regresó. 

 

Aquel Banfield del 73’, jugó 36 partidos, ganó 19, empató 12 y solo perdío 5. Marcó 68 goles y sumó 50 puntos, con 2 unidades por cada victoria. El Tigre, anotó 16 goles, con “el Juanchi” Taverna, “el Conejo” Rosselli, “Toto” Terzaghi, Pipastrelli, Mateos, Sotelo, entre otros (dirigidos por la dupla de López y Cavallero), jugaban al fútbol y se divirtieron por once meses. 

 

Al regreso a Primera, las cosas siguieron siendo difíciles y complicadas. También para el Tigre, que había salido lesionado, ante Boca, a finales de septiembre del 74 y volvió contra Colón, casi un mes después. Y no estuvo en la goleada 13 a 1 a Puerto Comercial. La mayor de la historia oficial del fútbol argentino. Pero igualmente, Banfield decidió incluirlo en la lista de homenajeados, por aquella “inigualable hazaña”. 

 

Después del Metro del 75, fue transferido al fútbol colombiano. Entre 1975 y 1982 jugó en el Deportivo Cali. Con 136 goles en 293 partidos, se convirtió en el segundo mayor goleador de la historia del Cali, solo superado por Jorge “Gallegol” Ramírez. 

 

Cuando regresó al país, jugó en Estudiantes de La Plata, Quilmes, Racing, Los Andes y se despidió del fútbol, en 1985 jugando para Chacarita Juniors. 

 

Volvió a Banfield allá por finales de los noventa y principios de este siglo, para dar una mano en las infantiles. Pero ya empezaban sus complicaciones con el Alzheimer y se recluyó en su casa.  

 

El 20 de septiembre de 2016, se fue al cielo, para alentarnos y darnos fuerza desde lo más alto. 

Sus éxitos llegaron en el Cali de Colombia, pero nunca se olvidó que salió de la inmensa fábrica de cracks que hoy tiene sede en el Predio de Luis Guillón. 

 

Tigre querido, hasta siempre! Hasta pronto!


Por Marcelo Silva Larregui

Publicado el: 18/9/2020

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